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¡La sociedad civil, por fin!

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 El cuarto estado (1901). Giuseppe Pellizza da Volpedo

 

¡ LA SOCIEDAD CIVIL, POR FIN!

Leo en los diarios más conservadores de este país las lacerantes críticas a esos “jóvenes mal educados” que han despreciado a todo un Sr. Ministro y le han denegado el saludo en el acto de entrega de los premios fin de carrera del Ministerio de Educación.

“¡No puede ser, es indignante, que mala educación…!”, “Esos jóvenes deben ser de la izquierda más radical (y por lo tanto unos maleducados)!” –vociferan contertulios en las cadenas del “tdt”.

Cuando unos 35.000 universitarios se han quedado sin beca en el presente curso (y el número aumentará considerablemente en los próximos) por los recortes del ministerio que preside el Sr. Wert y muchos de nuestros jóvenes investigadores tienen que emigrar por la falta de recursos y expectativas no me queda, cuanto menos, que hacerme unas preguntas (retóricas, claro está): ¿acaso existe relación de proporcionalidad entre tales actos (el de recortar salvajemente el futuro de nuestros jóvenes y el de denegar el saludo al que, más bien que mal, lo tiene ya bastante asegurado)? ¿Dónde está la “mala educación”, o simplemente la “maldad”? El hecho de que algunos de nuestros mejores universitarios hayan denegado el saludo al Sr. Wert demuestra que, además de ser los mejores de su promoción, tienen conciencia social (y por tanto política). Y pienso: ¡la sociedad civil, por fin!

 

El hecho de que algunos de nuestros mejores universitarios hayan denegado el saludo al Sr. Wert demuestra que, además de ser los mejores de su promoción, tienen conciencia social (y por tanto política).

 

Veo en un programa de televisión una entrevista al abogado de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la que expresa la intención de la PAH de demandar al Sr. González Pons por declaraciones injuriosas y falaces sobre el “escrache” que dicha plataforma realizó recientemente en su domicilio (acusándoles, como otros miembros de su partido, de filoterroristas y “asusta niños”). Se trata de un político (no se nos olvide que el político es el que mira por los intereses de la polis, de lo público) que recibe del PP y del Congreso más de 173.496 euros anuales, según se desprende de la Declaración de Bienes y Rentas que el Vicesecretario general de Estudios y Programas ha entregado al Congreso, en donde no se incluye su retribución como diputado o “asignación constitucional” (60.305 euros anuales brutos) ni tampoco la compensación para vivienda que recibe por ser un diputado de fuera de Madrid, 1823,26 euros mensuales (21.879,12 euros al año), y que se suma al alquiler mensual que le paga el PP, 1.445 euros (17.460 euros anuales) según ha dado a conocer Eldiario.com el pasado lunes 10/6/2013; pues bien, decíamos que un político no debería ser molestado en su domicilio particular, faltaría más, porque la vida privada de los políticos debería ser sagrada (aunque esta se nutra fundamentalmente y con creces de fondos públicos).

Las acciones realizadas por la PAH y otras plataformas ciudadanas ponen de manifiesto el malestar, la desazón y el hartazgo de gran parte de la sociedad de una élite política que nos gobierna sin el más mínimo respeto (cuestión ética) ni decoro (cuestión estética, recordemos el “¡que se jodan!” de la diputada Sra. Fabra).

Añadamos a estos movimientos otros como los del “15-M”, “Indignados”, “Rodea el Congreso”, “Yayoflautas”, etc., y tendremos una ciudadanía que parece despertar de su secular letargo en este país. ¿La sociedad civil, por fin?

(Ante tantos casos de corrupción -800 casos y 2.000 detenidos, según la estadística oficial- y desbarajustes en la vida pública, repetimos como un mantra: Sólo un Estado democrático puede crear una sociedad civil democrática; sólo una sociedad civil democrática puede mantener a un Estado democrático. Amén.)

                                                                                                                                                                                                                                                                            MENECEO

Que nuestra habilidad sea crear leyendas a partir de la disposición de las estrellas,
pero que nuestra gloria sea olvidar las leyendas y contemplar la noche limpiamente.

Leonard Cohen