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Kieslowski. Azul o la desposesión de los afectos

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"Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de mover montañas, si no tengo amor, no soy nada". (Carta de San Pablo a los Corintios 13:1)

 

     La primera película con presupuesto occidental rodada por KIESLOWSKI, muestra con evidencia la gran pericia técnica del autor, tanto en las tomas como en ese fluido razonar por imágenes que es su utilización del montaje. Gran parte del mensaje de la película es confiado a hechos que suplen toda referencia verbal. La película está construida a base de claves. La unión de los hechos permite diversas líneas  de lectura paralela, perfeccionando el mecanismo de ambigüedad de las imágenes. El film está constelado de pequeños momentos intensamente emotivos, como la secuencia en la que al no poder llorar por la pérdida de su esposo e hija, Julie frota los nudillos de la mano sobre un muro áspero, intentando de esta manera hacerse daño y sentir dolor. También la música en AZUL desempeña un papel importante, su recuerdo es para Julie el único vínculo vivo de la presencia de su marido que nadie podrá sustraerle.
       Por medio de la secretaria de su marído (que ha fotocopiado la partitura del concierto en el cual estaba trabajando éste antes de morir) y de Olivier, ayudante de su marido, que lo difunde por televisión, Julie se verá incluso desposeída de repente de su pasado afectivo. Este proceso de desposesión culminará con el conocimiento de Sandrine (amante de su esposo) y del hijo que está a punto de nacer fruto de las relaciones con su marido. El gesto de abdicación con el que Julie regala su casa a Sandrine y al hijo que va a tener, es en realidad la única manera de saldar la deuda de amor que le liga aún a su marido

      La muerte, la memoria, la libertad.
     PARÍS, teatro de la revolución, es el testigo cínico y entrometido de la tragedia de Julie, cuya vida queda truncada en un instante debido al accidente de coche en que encuentran la muerte su marido y su hija. Este impacto imprevisto contra un árbol al borde de la carretera marca para Julie el comienzo de otra existencia. Junto a su familia mueren también todas sus certezas y expectativas.



     

    Olvidar es un trabajo lento, involuntario, imposible de decidir, sometido únicamente al goteo del tiempo.    

     Frente a la realidad imprevista de la muerte, Julie busca con violencia anular todo su pasado, amputar todo vínculo afectivo para castigarse por haber salvado la vida. Tras un intento fallido de suicidio al no tener la suficiente fuerza (o debilidad) para matarse, intenta aferrarse de nuevo a la vida. Pero la libertad a la que aspira se vuelve de este modo una libertad ilusoria, ya que en la vida es posible liberarse de todo, menos de uno mismo.
    Julie intenta matar sus emociones, pero esto, que nace como un intento de “negociación” consigo misma, se transforma en un lento reaprendizaje de la vida, al tener que ceder dolorosamente a la crueldad de la pérdida habituándose a ella, y terminar superándola en un angustioso sentido de lástima de sí misma y del mundo.

    La triste liberación de la prisión de su amor destrozado, con la que excarcela a su pesar el sentido brutal de la supervivencia, nace de la imposibilidad de adaptarse a la indiferencia y la soledad.
Julie posee dinero suficiente para vivir sin hacer nada, pero el vivir prófuga de un pasado irresuelto no hace sino volverla aun más vulnerable a las coincidencias, premoniciones y signos de persistencia del pasado que su sensibilidad perturbada detecta por todas partes.

     Mirando las fotos retransmitidas en un programa dedicado a la muerte de su marido, Julie se da cuenta de repente que no puede matar su pasado porque, en realidad, lo desconoce. Por las fotos descubre que su marido tenía una amante la cual está esperando un hijo suyo, por lo tanto, el último lazo viviente de su marido con el mundo no se le confía a ella, sino a la amante de su marido y al niño que va a nacer.

        Olvidar es un trabajo lento, involuntario, imposible de decidir, sometido únicamente al goteo del tiempo.
       Sólo aceptando esta verdad, incluso más atroz que la muerte, Julie puede reconciliarse consigo misma, anular su rencor con el destino, y retomar la vida liberándose de su pasado al donarlo enteramente, junto a sus bienes materiales, a la otra mujer.

Juan Martín Camacho

 

CANCIÓN PARA LA UNIFICACIÓN DE EUROPA
* Letra basada en la Primera Carta de San Pablo a los Corintios.

Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
pero no tuviera amor,
sólo un metal que resuena o un címbalo que rechine.
Si tuviera el don de la profecía
y pudiera comprender todos los misterios y todo el conocimiento;
si tuviera la fe que puede mover montañas,
pero no tuviera amor,
no sería nada.
Amor es paciencia, amor es generosidad,
no es envidia,
no es jactancia,
no es orgullo.
Siempre es protección,
siempre es confianza,
siempre es esperanza,
siempre es preservación.
El amor nunca fracasa.
Si hubiera profecías en su contra, éstas cesarán;
si hubiera voces en contra, éstas serán silenciadas;
donde hubiere conocimientos en su contra, éstos serán dejados de lado,
y se recordará sólo la fe, la esperanza y el amor.
pero el mayor de estos tres, será el amor.

Que nuestra habilidad sea crear leyendas a partir de la disposición de las estrellas,
pero que nuestra gloria sea olvidar las leyendas y contemplar la noche limpiamente.

Leonard Cohen