Página 26-27 - LA LAGUNA - Revista Cultural N0

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juan ramón
jiménez
IDILIOS DE
“Si ella no hubiera organizado
su vida, el poeta habría caído de
nuevo víctima de alguna de esas
crisis que, en anteriores ocasiones,
lo habían llevado a internarse en
una
maison de santé
. “
En “Idilios”, encontramos al poeta enamorado no
solo de Zenobia, sino también de sus anteriores
relaciones a las que dedica los primeros poemas
del libro.
S
e publica un poemario
de Juan Ramón Jiménez
fechado en 1912 que con-
tiene 38 inéditos de los 98
poemas que contiene.
Rocío Fernández Berrocal, es-
tudiosa del poeta de Moguer, ha
recopilado los manuscritos que se
hallaban dispersos entre España y
Puerto Rico.
El prólogo del libro corre a cargo
del poeta Antonio Colinas.
ZENOBIA
por Francisco Jiménez Baena.
Había nacido en un pueblo de la provincia de
Barcelona -Malgrat del Mar- en el año 1887. Hija
única de una familia culta y bien situada económi-
camente. Su padre, catalán; su madre, portorrique-
ña. Se llamaba Zenobia Camprubrí Aymar . Voy a
intentar acercar un poco su figura para que, a partir
de ahora, sea Zenobia -grande por sí misma – y no
“la mujer de”.
A los 9 años viaja a los Estados Unidos con su
madre y allí comienza sus estudios. En la Univer-
sidad de Columbia entra en contacto con mov-
imientos feministas americanos, lee a los clásicos
españoles e ingleses, hace cursos de literatura,
se interesa por la obra del escritor bengalí Ra-
bindranath Tagore que traducirá al inglés primero
y después, con la colaboración de su marido, al
español. Si no conocéis la obra de Tagore (se le
concedió el Premio Nobel de Literatura en 1913),
os recomiendo comenzar con Pájaros perdidos y
después ya lo que queráis.
Vuelve a España en 1909 y desde el año sigu-
iente vive en Madrid. En 1913 conoce al que será
su marido, que acaba de publicar Laberinto, y re-
cibe de él un ejemplar. No le agrada el libro ¿Qué
bien puede hacerle a nadie la lectura de un libro
tan sensual? Ella es una mujer con un gran sentido
práctico. Su influencia transformó la vida y la po-
esía de su marido en determinados aspectos de su
visión del mundo y de su Obra (así, con mayúscula
como a él le gustaba ) a la que se dedica en cu-
erpo y alma. No obstante, él estaba profundamente
enamorado de Zenobia, hasta el extremo que nos
cuenta Graciela Palau : ”Por quererla cambió el
rumbo de su poesía, la depuró, se depuró y llegó al
concepto de la poesía desnuda”.
EX-AMOR
¡Eres bien mía; toda,
y tantas veces mía,
y de tantas maneras!
Mas pienso - ¡qué nostaljia!-
aunque pudiste serlo solamente!
Juan Ramón Jiménez
Zenobia Camprubí