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B
enidorm, año 2052. Sobre los restos de
un naufragio anunciado y la nostalgia
por todas las batallas perdidas, los
androides y los humanos se confunden
entre la desolación de un paisaje plagado de obras sin
terminar y discotecas para ancianos.
En su segundo largometraje, el director Ion de Sosa
(Urnieta, 1981) realiza una personal versión de la
novela “Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de
Philip K. Dick.
Tras “True Love”, tu primer largometraje de
contenido autobiográfico, ¿qué motivos han sido
los que han influido para contar esta historia?
El rodaje y montaje de True Love me llevó alrededor
de tres años de trabajar con material autobiográfico,
después fui de aquí para allá presentando la pelícu-
la y contando siempre la misma historia, hablando
de mis relaciones personales, de cómo habían fra-
casado de lo desgraciado que había sido… hasta
que un día en Junio del 2011 en México DF, estan-
do con un amigo tomando cerveza, decidí que ya
bastaba de hablar siempre de lo mismo, que estaba
harto. Lo próximo que haría sería algo divertido de
rodar y que no me implicase a mí personalmente
dentro de la historia, preferiblemente algo de cien-
cia ficción para irme a las antípodas de “True Love“.
Adaptas la novela de Philip K. Dick. ¿Cuál fue el
planteamiento de inicio teniendo en cuenta el refer-
ente de “Blade Runner”y la limitación presupuestaria?
El tono de humor no estaba premeditado, nos lo
dieron los actores con su interpretación. Yo les
planteaba lo que debería pasar en cada secuencia y
ellos al verbalizarlo lo hacían con gracia, como si de
la vida real se tratase. También tenía la idea de que
nuestro protagonista se asemejase más al de Dick que
al de Scott en cuanto a que es un funcionario que va
ejecutando androides porque es su modo de vida.
Alguien que tiene unas expectativas materiales que
colma con el fruto de su esfuerzo diario. Sabíamos que
esta combinación podría establecer un paralelismo
con la España de la burbuja inmobiliaria y el empleo
precario.
Una de las ideas que más me gustaba de la novela de
Dick era la de el kippel, que es la mugre o el caos que se
genera por el abandono. Esta idea que podía llevarse
a la pantalla fácilmente retratando espacios destarta-
lados o a medio construir daría al film un aspecto
postapocalíptico, posterior a una gran guerra y nos
serviría como base. Rodamos halls de hoteles llenos
de turistas ancianos que serían los supervivientes de
aquella guerra. Aunque después optamos por retratar
a los jubilados locales en sus casas para que los espacios
fuesen más cálidos y nos diesen una impresión
hogareña.
Aunque soy un gran amante de “Desafío Total“ de
Paul Verhoeven y había visto “Blade Runner”, no
me había metido en el mundo de Dick, lo conozco
por los periodos de retiro que solía pasar en com-
pañía de César Velasco y María Ruiz en una casa
en Santa Cruz de Mudela, una pedanía en la pro-
vincia de Ciudad Real. Allí, César tenía sus libros,
sus películas, sus cómics, y pasaba mucho tiempo
hablándome de Dick. Me leí la novela “Sueñan los
androides con ovejas eléctricas?” y pensé que podía
hacerse una adaptación en la que los androides lle-
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ENTREVISTA
ioN DE SOSA
SUEÑAN LOS ANDROIDES
Cuandome leí la novela “Sueñan los an-
droides con ovejas eléctricas?” pensé que
podía hacerse una adaptación en la que
los androides llegan a Benidorm. Nexus 6
castizos a los que les gusta tomar el sol y lle-
var una vida sin muchas complicaciones.
La primera propuesta era rodar una
película a lo “En Construcción” de Guerín
pero con pistolas.