Página 17 - Lalaguna5

Versión de HTML Básico

El retablo de Maese Pedro
17
confesaba que tenía en su poder 1.500 reales de una
memoria de fiesta y misas que mandó se hiciese
“D. Juan Osorio Crespo, secretario que fue de la
Ynquisiçión de México, y no se a ynpuesto dicha
memoria.” Estos 1.500 reales correspondían a los
100 pesos que en el año 1700 envió D. Juan Osorio
Crespo desde México para la Iglesia de Íllora, cosidos
a los pies de la imagen de la Virgen de marfil, para que
con ellos se celebrara una fiesta, sermón, misa y pro-
cesión “en uno de los días de la octaba de la Purísima
Conzepción.”
También declaraba el citado beneficiado Francisco
Ruiz de Rozas, que Ana de Raya, “a el tiempo que
murió, me mandó una guerta que tenía en esta villa,
en el Callejón de las Guertas.... con el cargo de que la
enterrase y le digese las misas que fuese mi boluntad.
Y le tengo hecho su entierro mayor y dicho diferentes
misas por su alma y intençión.”
La mencionada Ana de Raya era uno de los nueve
hijos que tuvieron Alonso de Raya y Ana de Rojas, su
segunda mujer. Ana fue bautizada el 24 de mayo de
1637, y era nieta, por línea materna, del pregonero de
Íllora, Diego Felipe.
Ana de Raya, siguiendo las órdenes de su padre, “se
fue en serbicio de don Pedro de Bayona a las Yndias.”
El citado “D. Pedro de Vayona y Villanueba, estando
presente en esta dicha villa”, el día 16 de mayo de 1654
otorgó poderes a su hermano, vecino de Madrid, para
todos sus asuntos y causas “ansí en estos Reynos de
España como en el de las Yndias... en la ciudad de Al-
faro y en la de Burgos, y en otras qualesquier partes...”,
respecto a estar nombrado “Gobernador de la ciudad
de Sanctiago de Cuba y lo que toca a su jurisdición.”
Desconocemos la causa por la que D. Pedro Bayona
estuvo en Íllora, pero su presencia en la villa cambió
la vida de Ana de Raya y su familia.
En aquel tiempo era frecuente que las familias tra-
bajadoras o pobres pusieran a sus hijas, a edades muy
tempranas, a servir en las casas de hacendados; era
una forma de aliviar las cargas del mantenimiento de
la familia y de procurar un futuro a las hembras hasta
tanto que pudieran contraer matrimonio.
Tendría Ana de Raya unos 17 años de edad cuando,
en el año 1654, embarcó para América al servicio de
D. Pedro de Bayona.
Cuando Ana de Raya regresó de América estuvo
primero en Madrid, en donde tal vez continuaba
sirviendo a D. Pedro de Bayona o al hermano de
éste, y hacia el año 1661 volvió a Íllora a la casa de su
padre. Éste hacía su testamento al año siguiente, y en
dicho documento informa que su hija Ana de Raya
trajo del tiempo de su servicio en América y Madrid
“más de [6.000] ducados, así en plata labrada como